Durante casi una década hemos estado escribiendo sobre la insuficiencia de la industria de las baterías en términos de tiempo de vuelo de los aviones no tripulados más utilizados en nuestra industria: los pequeños multicópteros. Nuestro primer artículo sobre el tema se tituló apropiadamente: Energía, el cuello de botella de nuestra industria, el cual se publicó en noviembre de 2016, apenas unos meses después de la promulgación de la Parte 107 por la Administración Federal de Aviación (FAA).
Ahora, casi ocho años después, parece increíble que todavía estemos hablando de tiempos de vuelo de 25 minutos, el mismo número de casi una década atrás.
Estos drones comercialmente disponibles podrían haber sido adecuados en una era en la que empresas de todo el mundo recién estaban descubriendo los beneficios de agregar drones a sus flujos de trabajo existentes, pero hoy en día, casi todos los sectores muestran mejoras increíbles en productos y procesos gracias a la introducción de drones no tripulados. En la aviación, 25 minutos de vuelo es una deficiencia de performance que tenemos que abordar, por incómodo e insuperable que parezca.
Seamos sinceros, la industria de las baterías le ha fallado a la aviación no tripulada mediante un obstinado apego a una química que está exhausta y por negarse a innovar para duplicar o triplicar estos minutos de vuelo.
Tal vez sea porque los drones no representan los volúmenes de venta ni el mercado al cual la industria de las baterías está apuntando y es por esto que no se justifica gastar en investigación y desarrollo de nuevas combinaciones metálicas que podrían ayudar a incrementar los tiempos de vuelo. Imagínense por un instante que a estos fabricantes de baterías les llega una orden de compra de Tesla o de General Motors y ahora compárenla con una orden de compra por unas cuantas baterías de un pequeño fabricante de drones. Es fácil entender por qué los fabricantes de batería simplemente no están interesados.
Es hora de aceptar que la aviación no tripulada nunca podrá competir en términos de volumen con los vehículos eléctricos y, por lo tanto, la industria en su conjunto debe explorar alternativas. Esto se ve particularmente agravado por el hecho de que nos encontramos esperando nuestro próximo gran avance regulatorio, la Parte 108, y la posibilidad de volar mucho más allá del alcance visual del operador (BVLOS) y, por lo tanto, misiones que potencialmente durarían una hora, si no más y las baterías de hoy en día no dan la talla.
¿Como vamos a llevar a cabo la promesa de vuelos más allá de la visual del operador si nuestros drones todavía están atrapados en una tecnología de hace ocho años cuando apenas eran adecuadas para Parte 107?
Bueno, me viene a la cabeza la innovación y con ella, también el riesgo. Hay un par de soluciones obvias que existen desde hace mucho tiempo y que, por alguna razón, no han captado la imaginación de la mayoría de los fabricantes de drones.
Plantas Motrices Híbridas
Desde hace algún tiempo, algunas empresas trabajan en la idea de combinar pequeños motores de combustión interna, conectados a un potente generador que puede proporcionar energía a cualquier combinación de motores eléctricos en un dron, pero por alguna razón, una industria que menosprecia el uso de combustibles fósiles cree que reducir el 90 por ciento de las emisiones no es suficiente.
Sí, ese número es correcto, 90%. Si impulsamos un dron con cuatro, seis u ocho motores de combustible tradicionales, estaremos emitiendo una increíble cantidad de libras de dióxido de carbono a la atmósfera y no contribuiremos a la longevidad de nuestra tecnología. En cambio, empresas como Parallel Flight Technologies de La Selva Beach, California, han creado poderosas máquinas voladoras capaces de transportar cientos de libras de carga útil mientras vuelan durante horas usando solo una fracción del combustible.
¿Por qué es una propuesta inaceptable? ¿Por qué es preferible reducir una gran cantidad de libras de emisiones que tener que cambiar las baterías cada 20 minutos? No olvidemos que las baterías contienen Litio y que extraer este metal precioso será la pesadilla de las próximas décadas, simplemente estamos intercambiando extracción de petróleo por extracción de Litio, pero el planeta no se beneficiará de ninguna manera.
El razonamiento que soporta el uso de pequeños motores de combustible tradicionales para alimentar generadores que producen la energía necesaria para transportar cargas útiles pesadas y largas distancias es sólido. Podría darnos el tiempo que necesitamos para que la industria de las baterías encuentre una mejor solución, pero reducir la mayor parte de las emisiones de combustibles fósiles y al mismo tiempo permitir aplicaciones dentro de las especificaciones de la Parte 108 parece una buena solución provisional.
Celdas de Hidrógeno
Esta fuente de energía revolucionaria y limpia ha sido ignorada en gran medida por los grandes fabricantes de drones durante demasiado tiempo.
Empresas como Hylium Technologies en Corea han desarrollado aviones no tripulados viables, como el dron con pila de combustible de hidrógeno líquido HyliumX-D, que puede transportar hasta seis libras de carga útil y volar durante cuatro horas.
¡Ahora si estamos hablando!
Hylium, y muchos otros en todo el mundo, no sólo producen sus propios drones, sino que también diseñan y fabrican pilas de combustible de hidrógeno y estaciones de recarga que podrían ser utilizadas por terceros.
Hay otras alternativas a las puramente eléctricas, como drones atados a generadores de electricidad en tierra y energía transmitida inalámbricamente, pero por ahora digamos que si la aviación no tripulada de 2016, recién salida de la Parte 107, no estaba energizada adecuadamente, a medida que nos acercamos a la Parte 108 a principios de 2026, la industria debe pensar mucho para crear soluciones tecnológicas que permitan a los aviones no pilotados alcanzar su máximo potencial.
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